Reflexiones en una tarde solitaria
¿No les da por reflexionar de repente cuando están solitas? Solitas me refiero a un evento casual, porque en realidad nunca estamos solas. Algo así como que se fue el marido con los amigos, los hijos de fiesta etc.
Pues a mi me da la oportunidad de sentarme a escribir con más calma y dedicación, a buscar temas, a aprender algo nuevo, de leer, o solo desahogarme.
Y hoy es de esas tardes. Leyendo por aquí y por allá, de pronto en mis recuerdos de Facebook, apareció está reflexión de hace unos tres años, tiempo entonces en que atravesaba una situación personal difícil. Y las cosas llegan, aparecen, las lees, justo en el momento necesario y justo me inspiró. No sé si sea la edad o qué, pero como que ahora ponemos más atención a las señales ¿no les parece?
Así que se los comparto, seguramente a más de una le vendrá muy bien.
A VECES HABRÁ QUE LLEGAR AL LÍMITE.
A veces habrá que llegar al límite para saber de qué estamos hechos.
Sí, he pensado en desistir, en ceder ante el cansancio y la inconformidad. Viendo adelante, perdí el rumbo, viendo atrás las huellas se van borrando.
Llegó mi día, me alcanza el hoy y el ahora, momento de decidir, y no caeré, no hoy, no en el suelo.
Cerrar los ojos, soltar apegos, borrar fracasos, hacer silencio y sentir el viento, comienzo a encontrar el sentido.
No soy otros, no soy ruego, no soy sombra, soy lo que tengo, lo que llevo y lo único que me acompaña, esta vez iré por mi, no llegué hasta aquí para ceder, llegué hasta aquí para saber, para entender.
Entender que a veces, habrá que llegar al límite, para encontrar que no hay finales, solo eternos comienzos, que sigo vivo y aún siento, porque no me perdí, recién ahora me encuentro, más simple, más puro y como el ave fénix, listo como nunca, para renacer de mis cenizas, esta vez definitivamente libre, colgado de nuevos sueños y sólo hacia arriba.
A veces, habrá que llegar al límite… para saber de qué estamos hechos, para saber, qué tan fuertes somos.
L.T. Noriega
¡Arriba y adelante mis niñas!