El Internet de mis cosas


El internet y yo

internet, dia del internet, tecnología, www, arroba, blog, blogueraTengo casi 53 años, así que me tocó vivir en carne propia la Revolución digital.  Usé por primera vez una computadora cuando tenía 18 años  (1984), al inicio de mi vida laboral en Banca Serfín; el uso del equipo estaba limitado a las operaciones propias del banco. Vino después, de poco a poco, la automatización en la mayoría de las empresas;  fue entonces que aprendí a utilizar los primeros procesadores de texto y hojas de cálculo, no sin antes perder horas de trabajo porque olvidaba darle «save».  ¿No les pasó?

Aquello de tener una máquina para uso personal en casa y, que además con unos cuantos clicks me conectara con el mundo, no estaba ni en el mejor de mis sueños guajiros.

Hasta 1989 una PC entró a mi hogar y hasta 1995 (casi a mis 30) comencé a usar Internet; ya saben, con conexiones lentas a través de módems y los gritos típicos de: ¡No usen el teléfono que estoy conectada!

Ahora no estoy cierta de qué fue lo que causó la sensación de «la vida se ha ido tan rápido»,  si cumplir 15 años, mi maternidad o la forma en que el Internet cambió mi manera de ver y hacer la vida.  Al mundo entero.

internet, dia del internet, tecnología, www, arroba, blog, blogueraLa red de redes no sólo modificó el modo en el que nos comunicamos, sino también en el que aprendemos, nos informamos y nos relacionamos. Su base: el acceso, la difusión y la democratización de la información. Hemos presenciado en los últimos 20 años la aparición y evolución de los navegadores, el correo electrónico, la mensajería instantánea, el comercio electrónico, el almacenamiento en la nube y el internet de las cosas; para el final de esta lista he dejado, por la importancia que ha tenido para mí, a la plataforma que permitió a las personas expresar experiencias, opiniones y conocimientos : El blog.

Mi revolución

Inicialmente fui una empedernida consumidora; leí blogs de tecnología, cocina, maternidad, moda, belleza, literatura, psicología y hasta de amor; escritos por expertos pero también por gente común y corriente cuyo único fin era contar sus vivencias de cualquier tema.  Después, gracias a amigos muy queridos e involucrados de lleno en esos asuntos, hice mis pininos como generadora de contenido, y me gustó.

Sería hasta que estaba a punto de cumplir 50 años que me declaré lista para tener mi propio espacio en la blogosfera, eran tantas las cosas que me estaban sucediendo en mi llegada al 5o. piso que tuve una necesidad enorme de compartirlas; la menopausia, el nido vacío, mi nueva forma de ver el amor, la sexualidad, mi afición por los libros y los viajes; quería contar que llegar a los 50 no es el final de la vida de una mujer, es el momento perfecto para retomar los sueños, hacer nuevos planes y vivir a plenitud.

En unos días Una mujer como todas cumplirá 3 años y ha sido una de las experiencias más enriquecedoras de mi existencia. He aprendido, he llorado y he gozado escribiendo; ha sido una bitácora personal donde he reflejado mi alma y mi pasión en cada tema. Mis letras ya no son sólo mías, pertenecen a quien le han ayudado, a quien se ha identificado e incluso a quien no ha estado de acuerdo con ellas. El blog ha sido un motivo de orgullo pero también una gran responsabilidad que asumo de manera total. Este espacio es mi revolución.

¡Gracias por tanto, Internet!

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