Disfraces


Disfraz, disfraces, caretas, máscaras, emociones, Estoy segura que no recuerdas cuándo fue la última vez que estuviste aquí sin disfraz.  Qué más da, todos los usan, obsérvalos.

Ahí está papá portando una armadura de caballero; apenas puede respirar e insiste en halar la greba hacia abajo para cubrir por completo sus piernas. Usa tal vestimenta desde la pubertad, la cruel franqueza del entrenador de futbol le escupió en la cara que el exceso de grasa y las enjutas piernas serían su condena no sólo en el deporte, también en el arte de conquistar mujeres. El traje ha cumplido a cabalidad su función, rodeándolo de princesas en apuros deseosas de ser salvadas; como tu mamá, Miriam, su segunda esposa, o algunas de tus amigas.

En realidad no están en aprietos, es el disfraz que eligieron para ceder a otros el poder de resolver su existencia, porque nadie les enseñó que ellas mismas podían rescatarse, o quizás, porque siempre es más fácil responsabilizar a un príncipe o a un caballero armado de su felicidad o desgracia.

Mira allá junto a la barra, es tu primo Jorge; con sus anteojos Fendi, el traje Armani, el Rolex en la mano izquierda y calzado Ferragamo; se ha disfrazado de éxito, de ese que la gente aprecia sin importar que, debajo de tanta etiqueta, haya un hombre que se siente fracasado porque nunca ha logrado tener una relación estable consecuencia de que, quien debía amarlo en primer lugar, siempre lo despreció.

¿Qué te parece el disfraz de Femme Fatale que usa Luz María, tu vecina?  No hay un hombre que se le escape; salta de uno a otro sin pausa, coleccionando hasta 30 números telefónicos al mes; la opinión de la portera, la manicurista o su jefe, la elimina con el mismo algodón que retira el lipstick y el rimel antes de dormir; ellos qué van a saber de sentirse sola aún rodeada de mucha gente en un orfanatorio.

El que va de aquí para allá es Diego, él eligió vestirse de complacencia, siempre atento a las necesidades de los demás, puntal, comprometido con todos; su razón: No quiere que nadie espere en un parque a alguien que le devuelva la pelota cuando la patea, o en un altar a quien dijo le amaría hasta la muerte.

Disfraz, disfraces, caretas, máscaras, emociones, El grupo de junto al pasillo se calzó el disfraz de solterones felices. Hombres y mujeres con el corazón tan fraccionado que creen que nadie será capaz de enterarlo de nuevo y tatúan en su cerebro que están mejor así, vendándole los ojos al corazón.

Mañana puede ser que las mismas personas traigan otro atuendo, se tiene la suerte de poder cambiarlo dependiendo de la realidad que toque enfrentar en este salón de baile llamado vida; tú lo sabes, yo lo sé.

¿De qué te disfrazaste hoy?

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