Un desayuno singular


fresa mango sandía sexo porn food No noté el momento en que el mesero puso delante de mí el platón de frutas, mi atención parecía estar fija en la presentación de negocios a la cual me habían invitado; pero la realidad es que me distraían el bochorno y la piel erizada que no me dejaron dormir la noche anterior.

¿Señora, desea crema batida o miel para su fruta?

No, no, esta bien así. Gracias.— le respondí regresando mis pensamientos a la mesa.

Tomé la fresa dispuesta en el centro del plato, la más grande, la del color más encendido; llevé la punta de la fruta a la punta de mi lengua y la lamí; raspaba. No resistí más, cerré los ojos y apreté los dientes sobre ella apenas para dejar escapar un poco de la miel ácida de su firme interior. El olor a campo rojo se intensificó y la fresa explotó al ceder a la presión de mi mordida.

Mi apetito se acrecentó y no reparé del lugar en el que estaba ni tuve decoro para tomar con las manos las tajadas de mango que formaban un círculo alrededor de las fresas, no usé ni una vez la servilleta, dejé que el néctar que desprendía la pulpa en cada apretón de mis labios me cubriera la cara, escurriera por mi barbilla y le diera sabor a mi escote.

fresa mango sandía sexo porn foodEstá buenísima la fruta— le comenté, intentando no jadear, a dos colegas que compartían la mesa cuando descubrí que me miraban con los ojos fuera de su órbita.

Miré a la sandía, sonreía como yo; sabiendo que no había vuelta atrás la hice mi cómplice, su jugo fresco chocó con el calor de mi sangre causándome una sacudida involuntaria.

Los aplausos, que indicaban el fin del evento, cubrieron mi descarada carcajada mientras me retiraba del lugar.

Por cierto, tú, ¿Cuándo vamos a desayunar?

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