¿Soy yo la del espejo?

Espejo, mujeres de 50 edad, metas, sueños, arrugas.Hoy me levanté tarde, decidí que el domingo caminaría lento y que mi mente alejaría cualquier tentación de buscarme algo que hacer.  Después de beber el café en la cama, entré en la regadera y tomé un baño largo dejando que la lluvia caliente me acariciara hasta que los dedos de la mano se arrugaron.

Regresé a mi habitación a ponerme una pijama limpia perfumada de vainilla y dispuesta a perderme en la lectura. Me paré frente al espejo para cepillarme y observé mi rostro;  alrededor de los ojos vi arrugas que las cremas antiedad no han logrado borrar. Dejé caer la bata que entibiaba mi cuerpo desnudo;  ya no es firme como en mis veintes, tiene una cicatriz oculta en un pliegue del vientre y batalla por conservar la cintura.

Espejo, mujeres de 50 edad, metas, sueños, arrugas.El espejo reflejó la imagen de una mujer madura, sin embargo, me acerqué más y en mi mirada hallé a esa niña inquieta y soñadora que era yo hace más de cincuenta años; la misma que quiere seguir jugando y hacer travesuras, la jovencita dispuesta a amar con pasión y la mujer que nunca perdió la ilusión y la fuerza.  El cuerpo está en pleno otoño pero ¡qué bien responde a una larga jornada de trabajo, al ritmo de la música o al contacto de otro cuerpo!

Los años a cuestas no me exentan de cometer errores, de tener miedo o de quebrarme de vez en cuando;  tampoco me impiden soñar, planear el futuro o entregar el corazón. Mis cincuenta y tantos son mi mayor riqueza.

Sonreí satisfecha porque el espejo esta vez no había sido mi enemigo sino mi cómplice; me vestí, preparé otro café y me metí a la cama. El día transcurrió sin prisa.

 

 

 

 

 

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