Escribir desde las emociones


Escribir es más bello si lo sientes.

Friendzone, 14 de febrero, día del amor y la amistad, escribir, emocionesYa saben ustedes que me gusta escribir, y como me reconozco aprendiz, quiero seguir aprendiendo. Estoy en el proceso de escribir otra novela y me siento un poco atascada. Bloqueo del escritor que le dicen. Así que la semana pasada, a invitación de un amigo, fui a un taller de escritura. Un taller digamos sui géneris.  Se hacen llamar Te_dequerer, si a ustedes también les gusta escribir échenle un ojo a su página.

Como sus fundadoras lo dicen: «Nos llamamos a nosotros mismos Alquimistas, pues nuestro principal objetivo es convertir nuestras emociones en palabras dignas de compartirse.»

El tema de este taller en específico fue la Friendzone. Ese lugar tan temido pero del que todos hacemos chistes. Sí,  ese cuando dices, o te dicen: «Sí te quiero pero como amigo».

La misión, escribir dos textos, uno desde la posición de friendzoneado y otro como friendzoneador.

Y como todos o la mayoría hemos estado en esas posiciones, había que sacar los recuerdos y sobre todo volver a sentir, para llenar a los personajes de emociones y pues de algún modo exorcisar demonios.

Pasé un tiempo maravilloso y enriquecedor, tuve talentosísimos compañeros de escritura. Seguro que volveré.

Ahora quiero compartir con ustedes, el primero de los textos que ahí concebí.

Amiga

Llegué al salón de clases con el entusiasmo que da comenzar un nuevo año escolar. Al fin estaba en preparatoria, ya mamá no vendría a recogerme, ya no debo llevar uniforme. Soy una niña grande.

Sentada, esperando que el profesor comenzara la clase, el niño más guapo que había visto en la vida cruzó la puerta a tropezones, recuerdo tanto la risa que me causó, pero al mismo tiempo. el calor en mis mejillas y el hoyo en el estómago me decían que algo especial habría de suceder con él.

-Hola qué tal, soy Andrea- le dije el segundo día de clases.

-Qué tal, Rafael-

Y me lo dijo apenas mirándome. Umm, seguro tiene un mal día, pensé.

Los días transcurrieron entre clase y clase, hacía nuevos amigos, obviamente todos los «nerds» parecía que teníamos imán y nos juntábamos.  Así  también como se juntan los guapos con los guapos, los no tan brillantes con los desordenados.

Llegaba siempre antes que nadie, entraba al salón para tener la oportunidad de esperarlo y guardarle un lugar, por costumbre él llegaba tarde.

-Rafael, mira aquí te aparté tu lugar.- Gracias, contestaba.

Las amigas ya se habían encargado de decirle que me traía de un ala, y tontamente esperaba que él dijera ¡Claro! es la chica de mis sueños.  Pero no, sólo recibía un gracias todas las mañanas.

Gracias al cielo que llegaron loe exámenes, ese fue el día en que me dijo: Andrea, te invito a la cafetería. Por supuesto las piernas se me hicieron de chicle y el corazón se me salía del cuerpo. Al llegar a la cafetería me dijo

-¿Me prestas tus apuntes?

-Claro que sí, aquí los tienes-

-Gracias, nos vemos mañana- y terminé sola el café que me había comprado.

Siempre me llamó amiga, yo no tuve el valor de decirle algo más. Al año siguiente no volvió a clases, pero yo aprendí que amiga, a veces es una triste palabra.

Friendzone, 14 de febrero, día del amor y la amistad, escribir, emociones

 

¿Les gustó?  En unos días les compartiré el segundo texto.

¿A ustedes las han friendzoneado? ¡Cuéntenme!

 

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